Les administracions plantegen programes per a estudiants amb majors capacitats
El ministeri i les autonomies tancaran un pla específic a finals de mes. Hi ha acord en atendre als estudiants més brillants, però no en com fer-ho. Millor no separar ni carregar amb hores extres d'estudi als millors alumnes.
No sólo los menos preparados dan idea de las deficiencias del sistema educativo
español. Desde hace años, los responsables de las evaluaciones
internacionales llevan advirtiendo con insistencia de la preocupante
escasez de alumnos con alto rendimiento académico, una situación a la que no es ajena Catalunya (véase el cuadro adjunto). Ahora el Ministerio de Educación
y las autonomías han decidido por fin fijar su atención en los
estudiantes más brillantes. O, al menos, parte de ellos. Antes de que
acabe el mes presentarán el diseño definitivo de este plan incluido en
el programa de medidas impulsadas por Ángel Gabilondo tras el fracaso
del pacto de Estado sobre educación.
En la propuesta inicial, presentada por el ministro antes del verano,
planteaban dos líneas de actuación. Por un lado, extender la fórmula de
clases de refuerzo en horario extraescolar –que se aplica desde el 2005 a
través del programa PROA para los alumnos de primaria y secundaria con
más dificultades de aprendizaje– a estudiantes "con mayor capacidad y
motivación para aprender". Esta "oferta complementaria de formación"
estaría destinada a una media de dos alumnos por aula, de los centros
escogidos por las comunidades autónomas, que han de aportar la mitad de
la financiación. Por otro lado, sugieren la creación de grupos de
investigación, tutelados por profesores de secundaria y universidad, y
dirigidos a estudiantes de bachillerato y FP.
Catalunya se
inclina por aplicar medidas más cercanas a esta última propuesta.
"Nuestra prioridad es seguir con la puesta en marcha del plan de
detección y guía de estudiantes con talento científico y tecnológico",
explicó ayer Francesc Colomer, secretario de Polítiques Educatives de la
Generalitat, después de una reunión técnica entre el ministerio y las
comunidades autónomas, previa a la conferencia sectorial del 28 de
septiembre. Los responsables de Educació esperan poner en marcha un plan
piloto este curso que acaba de comenzar. "Nos queremos dirigir sobre
todo a los alumnos de secundaria más talentosos, detectados por sus
profesores, para ponerlos en contacto con centros de investigación,
instituciones y personalidades que puedan ayudarlos y acercarlos a la
investigación", dice Colomer.
En general, aunque existe un
acuerdo generalizado en la comunidad educativa sobre la oportunidad de
atender las necesidades de los estudiantes con mayor potencial, la
discrepancia llega cuando se aborda cómo aplicarlo. "La mayoría de las
investigaciones sobre el agrupamiento de alumnos por capacidades
apuestan por grupos heterogéneos. Los que van más avanzados en clase
también se benefician del contacto con otros alumnos que tienen mayores
dificultades, sobre todo cuando ayudan a hacer los deberes o entender un
concepto porque acaban reforzando su aprendizaje", explica Ferran
Ferrer, catedrático de Educación Comparada de la Universitat Autònoma de
Barcelona. En todo caso, Ferrer señala que hay que tener en cuenta
"todas las capacidades, incluidos los que destacan, siempre que no se
separe a los alumnos de una manera permanente".
Las fórmulas son
diversas: clases de refuerzo fuera del horario escolar, desdoblamiento
de grupos o introducción de más de un docente en el aula para que se
pueda trabajar en diferentes tareas con grupos pequeños. Aunque algunos
expertos discrepan sobre la conveniencia de cargar a los chicos
brillantes con horas extras de clase. "Estos alumnos necesitan atención
individualizada, pero siempre denro del currículum escolar, sin provocar
más estrés", afirma Enric Roca, vicedecano de la facultad de Ciencias
de la Educación de la UAB que ha centrado parte de su trabajo en cómo
mejorar el rendimiento de los alumnos más aventajados. No vale la pena
que estos estudiantes pasen horas fuera de la escuela estudiando. "Se
les impide hacer otras actividades necesarias para su edad", incide
Roca. Lo ideal, tal como recoge la escuela inclusiva que las
administraciones tanto predican, sería que todos los alumnos recibieran
una atención individualizada, adecuada a sus necesidades de aprendizaje.
"La organización actual se basa en un grupo de clase homogéneo, cuando
no hay dos personas iguales", dice Roca. Pero para ello se necesitarían
más recursos, profesores con formación suficiente para detectar que un
alumno puede dar mucho más de sí aunque sus notas no sean deslumbrantes.
"Si un chico saca buenas notas, significa que la educación que recibe
ya le va bien, pero ¿qué pasa con todos los que podrían dar más de sí y
por determinadas razones no lo hacen?, es ahí donde debemos incidir",
explica. Se refiere también a los alumnos superdotados, un colectivo
donde el fracaso escolar roza el 60%.
Ferrer asegura que la
introducción de las nuevas tecnologías en las aulas puede suponer una
oportunidad inmejorable para atender a alumnos de mayor capacidad,
mientras los contenidos digitales no sean un calco de la uniformidad de
los libros de texto.
El ex profesor y filósofo Gregorio Luri
aplaude la iniciativa del ministerio. "La escuela se puede abordar desde
el punto de vista psicológico –que el niño sea feliz– o desde las
necesidades reales de un país –esfuerzo y excelencia– y las dos cosas
son incompatibles", dice Luri. "Todos los estudios dicen que en España
falta excelencia y por lo tanto hay que redistribuir el concepto de
equidad, que aquí siempre hemos aplicado a la baja", añade. Los
sindicatos, por su parte, reciben con escepticismo la implantación de
este tipo de medidas. "¿Cómo se van a aplicar estos nuevos programas en
medio de un recorte generalizado del profesorado?", se preguntan desde
UGT. El sindicato de profesores CC.OO. coincide en la necesidad de más
recursos.
